jueves, 1 de noviembre de 2007

Uno de esos días


Hoy ha sido uno de esos días, uno de los que borraría sin dudarlo, decepcionante sin llegar a triste y, por lo tanto, tan triste como día, que no merece ni mención.
¿Dónde están las emociones de ayer? ¿Y sus promesas? Las que generaron la ilusión del inicio de este lúgubre simulacro de día se esfumaron y se quedaron en eso, ilusiones fugaces que no se concretan, que me llenan de desazón.
Puede que estos días sean un simple equilibrado de los otros, los que merece la pena vivir, ya sea porque están llenos de dolores o de alegrías, pero llenos al fin y al cabo. Como si tuviéramos que vivir éstos para apreciar aquellos o como si hubiera un número limitado de personas por día que pudieran vivir emociones. Imagino por un momento el mundo o mi ciudad llena al cien por cien de gente con un día luminoso, intenso, como un cometa que nos pasa y nos deja sin habla.
Como yo hoy, pero por lo contrario, sin habla, sin inspiración, sin palabras ni ilusión.

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