sábado, 3 de noviembre de 2007

ReBirth

Son oportunidades para reinventarse.

Los Adiós son cotidianos y comienzan a gustarme.

Ya no quiero "hasta luego", "hasta la vista", ni "nos vemos". No son más que mentiras, tiritas que ponemos a la herida de la despedida, que nadie puede asegurar no sea definitiva.

Siempre me ha costado despedirme, hasta de la persona que acabo de conocer, siempre me quedo con ganas de más. Quiero descubrirte por completo, hoy, en este momento, en el que nunca eres igual al siguiente y compartirnos. Hay tanto por ver, vivir, en ti, en mí.

No creo en "este no es el momento", no me importa para que estás, me importa que estás. Y si es para estar sol@: Adiós, mi amig@, mi amante, mi amor, compañero de este instante único, irrepetible, que ya no volverá.

Tal vez nos reencontremos dentro de diez minutos a la vuelta de la esquina o dentro de diez años en otra ciudad. Me da igual. Seguramente no. Te quedas sin saber que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera él, porque él no tiene elección y yo sí, te escuchará, te hará el amor, te querrá como yo. Ya no será, perdiste la oportunidad.

Así que Adiós,
ahora me quedo solo
y me gusta hacerme compañía.

Bon voyage,
que seas feliz mon amour,
no cuentes conmigo,
sería mentira.

Optaste por irte,
asume las consecuencias,
se llama despedida.

9 comentarios:

Ana dijo...

Es verdad que la despedida física puede ser definitiva, pero si no puedes olvidar los recuerdos compartidos de unos minutos, unas horas o unos días, como vas a decir adiós,si no lo sientes.
Es muy triste tener que decir adiós a alguien al que solo quieres decir hasta luego.

Anónimo dijo...

Las despedidas a veces son duras, nos desarman tanto, nos achican los ojos, nos blanden el corazón.
Pero un adiós inevitable no debería (que fácil es decirlo) ocultarnos los ¿que tal? que nos rodean.
¿Ver más y cegarnos menos?.
¿Quizás?.

Sergio Lanza dijo...

Yo creo, Gus, que vivir plenamente el dolor y renovación de un adiós no es cegarse, al contrario. Es abrir los ojos a la realidad y permitir que los que están dispuestos a entrar, entren. No alargar la agonía de algunas relaciones que no se ajustan a lo que quieres o sobre todo a lo que necesitas (el querer a veces engaña y sobre todo cuando así evitas el dolor de una despedida).

Anónimo dijo...

Si estamos coincidiendo, ¿no se porqué te pones peleoncete? jejeje
Por eso hablaba de los adioses inevitables.
Besuco.

Sergio Lanza dijo...

No te estaba rebatiendo, sólo estaba echando más leña al fuego.
UUUyyyy qué sensibles estamos!!!
;) Besitos mil

Ana dijo...

Por qué vivir un adios?, algo tan radical, cuando las necesidades de las personas cambian tanto. Como se le puede cerrar la puerta, o "despedirte" de alguien que ha tenido un lugar en tu vida (aun que sea corto)cuando podría seguir aportandote cosas aun que sea de una manera diferente de cuando la conociste.

Anónimo dijo...

I was jocking baby, don´t worry. Muak

Sergio Lanza dijo...

I was joking too, amigo.

Pero qué bien! Un debate a 3 bandas!

Ésto se anima!

Anónimo dijo...

Me gustan las 3 bandas...pero no estoy ni para una :(
Ya vendrán tiempos mejores...jajajaja