Y se abre como una flor y sé que es el momento, y me descubre toda su inmensidad, infinita, sin fin.
Y se despliega con toda su belleza y me espera a mí, anonadado, inmóvil, totalmente anulado, como el replicante cerca de la puerta de Tannhäuser.
Y no sé que hacer y dudo, y sé que la duda puede hacer que la pierda, pero no puedo saltar mi miedo y quiero morir...
viernes, 11 de enero de 2008
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