miércoles, 7 de noviembre de 2007

Carlito's Way


En estos tiempos convulsos que estoy atravesando, hay algo que me hace muy feliz: l@s nuev@s amig@s que estoy haciendo. Sin destacar a uno sobre otros (ya os iré dedicando sucesivos blogs chic@s no os pongáis celos@s), éste es para Carlos.

Carlos es de esas personas con las que conecté fácilmente, no sin prejuicio por mi parte, multiplicado además por el hecho de estar yo detrás de una barra. Ahí nunca sabes hasta donde son sinceras las relaciones y no es hasta que pasa un tiempo y la relación va dejando la barra (o hasta que compartes el mismo lado de ella) que se rompe esa desconfianza.

Carlos es sincero, transparente (que no simple) natural y directo. Me gusta el hecho de que no oculte lo que le ocurre y que comparta con la gente lo que tiene. Suele estar de buen humor (que no de buen rollito) sin evitar decir algo que no le gusta si es menester. No oculta sus puntos débiles y eso le hace querible, tampoco parece falsa humildad (algo que yo conozco bien). En fin, que espero salir con él, pero no mucho porque quien se va a fijar en mí teniendo a un tío así a mi lado. Menos mal que aunque es guapo, no es muy alto. Nadie es perfecto, chato.

En fin, que me caes muy bien amigo, que me alegro mucho de haberte conocido y que espero que esto vaya a más.

Un abrazo.

sábado, 3 de noviembre de 2007

ReBirth

Son oportunidades para reinventarse.

Los Adiós son cotidianos y comienzan a gustarme.

Ya no quiero "hasta luego", "hasta la vista", ni "nos vemos". No son más que mentiras, tiritas que ponemos a la herida de la despedida, que nadie puede asegurar no sea definitiva.

Siempre me ha costado despedirme, hasta de la persona que acabo de conocer, siempre me quedo con ganas de más. Quiero descubrirte por completo, hoy, en este momento, en el que nunca eres igual al siguiente y compartirnos. Hay tanto por ver, vivir, en ti, en mí.

No creo en "este no es el momento", no me importa para que estás, me importa que estás. Y si es para estar sol@: Adiós, mi amig@, mi amante, mi amor, compañero de este instante único, irrepetible, que ya no volverá.

Tal vez nos reencontremos dentro de diez minutos a la vuelta de la esquina o dentro de diez años en otra ciudad. Me da igual. Seguramente no. Te quedas sin saber que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera él, porque él no tiene elección y yo sí, te escuchará, te hará el amor, te querrá como yo. Ya no será, perdiste la oportunidad.

Así que Adiós,
ahora me quedo solo
y me gusta hacerme compañía.

Bon voyage,
que seas feliz mon amour,
no cuentes conmigo,
sería mentira.

Optaste por irte,
asume las consecuencias,
se llama despedida.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Uno de esos días


Hoy ha sido uno de esos días, uno de los que borraría sin dudarlo, decepcionante sin llegar a triste y, por lo tanto, tan triste como día, que no merece ni mención.
¿Dónde están las emociones de ayer? ¿Y sus promesas? Las que generaron la ilusión del inicio de este lúgubre simulacro de día se esfumaron y se quedaron en eso, ilusiones fugaces que no se concretan, que me llenan de desazón.
Puede que estos días sean un simple equilibrado de los otros, los que merece la pena vivir, ya sea porque están llenos de dolores o de alegrías, pero llenos al fin y al cabo. Como si tuviéramos que vivir éstos para apreciar aquellos o como si hubiera un número limitado de personas por día que pudieran vivir emociones. Imagino por un momento el mundo o mi ciudad llena al cien por cien de gente con un día luminoso, intenso, como un cometa que nos pasa y nos deja sin habla.
Como yo hoy, pero por lo contrario, sin habla, sin inspiración, sin palabras ni ilusión.